El mundialmente famoso sonido Bowers & Wilkins esté usted donde esté. Las cajas acústicas de nuestra gama para Soluciones Integradas están construidas utilizando los mismos principios y las mismas tecnologías que cualquier otro sistema de altavoces de Bowers & Wilkins; sencillamente no quieren llamar la atención.
La historia de Bowers & Wilkins comienza con un hombre: John Bowers. Su impulso y su pasión están escritos en el ADN de la empresa que fundó hace más de 50 años.
Es difícil imaginar cómo serían las obras cinematográficas más reseñables sin la banda sonora que las acompaña. ¿Habrían alcanzado semejante éxito? ¿Se habrían convertido en las obras reseñables y respetadas que son ahora? La respuesta corta es que probablemente no. El uso de la música en una película puede ser un elemento fundamental en el producto final y, en algunos casos, puede que sea incluso más memorable que los efectos visuales.
A lo largo de los años, se han compuesto bandas sonoras que evocan una conexión emocional tan intensa que se han convertido en todo un icono cultural. Un ejemplo claro es el filme Tiburón de Spielberg, que provocó que a la gente le aterrorizara meterse en el mar o en cualquier masa de agua. Cuando nos imaginamos un tiburón que acecha en las oscuras profundidades, el sonido que nos viene a la mente es el inquietante «tun tun... tun tun...». Otro ejemplo clásico es el «Tema de James Bond» de John Barry. Con tan solo oír esa melodía orquestal, cualquiera puede sentirse todo un agente secreto, enfundado en un esmoquin con un arma oculta y un supercoche.
En ocasiones, se encarga a un músico, cantante o compositor famoso la creación de la banda sonora de una película y, a veces, interpreta el papel protagonista. La estética futurista y el estilo musical de Daft Punk fueron perfectos para su participación en la película Tron: Legacy, al igual que la propuesta melancólica de Arcade Fire para la película romántica Her. Asimismo, El rock de la cárcel, protagonizada por Elvis Presley, demostró cómo el rey del rock and roll no solo aparecía en la película, sino que grababa e interpretaba muchas de las piezas musicales principales de la cinta.
Sin embargo, no siempre se componen bandas sonoras a medida. Un ejemplo es esa escena de Reservoir Dogs de Quentin Tarantino en la que empieza a sonar «Stuck in the Middle with You» de Stealers Wheel: no vamos a entrar en detalles, pero sí, es la escena de la oreja. Estos hitos musicales se extienden incluso a las series de televisión, como Friends o Expediente X, por citar algunos. Su banda sonora y su intro están arraigadas en nuestro subconsciente y es casi imposible escuchar estas piezas musicales sin reconocer al instante su contribución al cine y a la cultura pop.
Pero, ¿qué es exactamente lo que conecta estas piezas con la audiencia a nivel emocional y que resulta en una gran banda sonora? Sin duda, hay varios elementos nostálgicos que considerar, así como las constantes referencias culturales asociadas a los temas que encontramos a diario, por no hablar de nuestra exposición constante a ellos y a sus compositores. Hay mucho de lo que hablar aquí, así que, sin más dilación, luces, cámara y... ¡Acción!
La importancia de la banda sonora
El famoso George Lucas dijo una vez que «el sonido es el 50 % de la experiencia cinematográfica». La música y el sonido siempre sirven de ayuda para fortalecer la conexión emocional que experimentamos en un suceso o evento específico y, además, tienen un impacto en la manera que nos sentimos. Por lo tanto, es normal que creen una impresión duradera dentro de la película.
El papel de la música en el cine puede ofrecer al espectador pistas de lo que está a punto de pasar, el ambiente que debe evocar una escena en concreto o cómo se sienten el protagonista y el antagonista. Sin duda, esto último ayuda a sumergir al espectador y a construir personajes con los que pueda empatizar, o incluso despreciar. Según el tipo de película que veamos, ya sea una película de ciencia ficción con melodías de cuerda estridentes como la banda sonora de Ennio Morricone para La cosa, una historia épica como Dunkerque con un ominoso estallido de graves que provocan tensión o un clásico familiar de animación con progresiones armónicas como en El viaje de Chihiro de Studio Ghibli, la ejecución de la banda sonora y el ambiente que evoca puede, en definitiva, mejorar o cambiar la forma en que se percibe una escena.
Al fin y al cabo, Ennio Morricone explica en su libro de 2019 Ennio Morricone: In His Own Words que «la mayoría del tiempo, la gente percibe la música de una película como un elemento subconsciente... En otras palabras, la música consigue mostrar lo que no se ve, oponerse al diálogo o incluso contar una historia que las imágenes no revelan».
A contracorriente
Lo normal en una película de ciencia ficción sería un theremín con notas espeluznantes o en una comedia romántica una canción de amor muy sentimental pero, si se hace correctamente, los sonidos «anempáticos» también pueden tener unos resultados excepcionales. Quentin Tarantino es un defensor de esta idea: ¿recuerda la escena de Reservoir Dogs que hemos mencionado antes? La secuencia final de la cinta ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú de Stanley Kubrick, donde la bomba se lanza al unísono de «We’ll Meet Again» de Vera Lynn, es un ejemplo fantástico de esta práctica, al igual que la escena donde Louis Armstrong da una serenata a la destrucción sin sentido en Good Morning, Vietnam con «What A Wonderful World». La yuxtaposición es una herramienta potente y conmovedora que es difícil de ignorar y mucho menos de olvidar.
Aunque la música puede estar ligada al género principal de una película, como las melodías de cuerdas en ciencia ficción o el uso oportuno de una tuba en una comedia, un audio distintivo unido a un personaje o a un escenario puede tener un impacto igual de memorable. Un leitmotif es una poderosa herramienta que relaciona una frase melódica, una figura o un sonido con un personaje, una idea o un escenario y que, además, ayuda a establecer el tono. Como el indudable tema de Tiburón, la música de Darth Vader («La Marcha Imperial» de John Williams) y el estruendo estremecedor del T-Rex en Parque Jurásico, que pueden infundir miedo de inmediato en el corazón de los espectadores y hacerles saber que las cosas están a punto de dar un giro oscuro. El miedo, aunque no es una emoción muy agradable, es muy poderoso. Siempre nos sentimos atormentados con una secuencia realmente aterradora.
Técnicas de contraste
La música en el cine se refleja de muchas maneras. Ya sea una banda sonora a medida grabada por una orquesta, una pieza compuesta de forma electrónica por un productor o una selección escogida a mano de canciones ya existentes que se ajustan a una escena: el director o productor de la película tiene en cuenta cada uno de estos métodos para alcanzar el resultado más memorable, además de amplificar el aspecto emocional de la obra.
Gracias al trabajo de Steven Spielberg y George Lucas, además del venerado compositor y colaborador durante muchos años John Williams (Tiburón, La lista de Schindler, En busca del arca perdida, Parque Jurásico), la banda sonora orquestal se ha convertido en una de las señas de identidad más populares de las superproducciones. La música clásica cuenta con una amplia gama de cualidades emotivas, que van desde tonos suaves y sombríos hasta clímax épicos y triunfantes. Este huracán de emociones convierte la banda sonora en un método probado con éxito para crear una obra convincente, además de exponer a la audiencia a más música clásica.
Todo empieza con una canción
En ocasiones, la canción va primero. La película Baby Driver de Edgar Wright narra la historia de un conductor en atracos que lleva a cabo sus emocionantes escapadas al ritmo de una cuidada selección de pistas clásicas. Incluso lleva el título de la canción homónima de Simon & Garfunkel. Cada éxito de su banda sonora conforma la base sobre la que se construyeron muchas de las escenas, donde se sincronizan los elementos llenos de acción con los himnos de diferentes décadas.
Esta forma de trabajar en la banda sonora de una película era nueva para Julian Slater, dos veces nominado a los Emmy, que dirigió el equipo musical de detrás de la magia de la pantalla. Según sus declaraciones a Digital Trends, explica que «la gente de la comunidad de sonido normalmente trabaja en códigos de tiempo, pero para esto tuvimos que cambiar y trabajar en compases y tiempos». Este trabajo impecable es el que ha lanzado esta película a la fama y el que la ha convertido en uno de los mejores ejemplos multicapa de cine y sonido al unísono. La clave del éxito fue utilizar canciones que ya presentaban una conexión emocional con el público y darles vida a través de escenas cuidadosamente diseñadas.
Nuevos instrumentos
En algunas ocasiones, cuando los compositores e ingenieros trabajan de forma conjunta para componer una banda sonora realmente innovadora, elaboran sus propios instrumentos para crear nuevos sonidos que se adapten al contexto de la película. La banda sonora del ganador al Óscar Hans Zimmer es un ejemplo estupendo de ello. En una entrevista con Vanity Fair, en la que habla de bandas sonoras épicas de 2021, Zimmer explica que nunca ha entendido por qué películas de ciencia ficción como La guerra de las galaxias, 2001: Una odisea del espacio, Alien y otras utilizan elementos tan «terrícolas» como las orquestas. «Se supone que estamos en otro planeta, otra cultura. Se supone que estamos en el futuro». Este instinto de crear un sonido que venga de otro mundo ha impulsado a Zimmer a «forjar instrumentos y, por lo tanto, a crear sonidos que no existen».
Para ello, encontró inspiración en la voz humana, uno de los instrumentos más naturales y atemporales que, en combinación con la compresión, la reverberazión y muchos otros efectos, pudo crear un sonido orgánico a la par que sobrenatural. Además, para reproducir el sonido del viento a través de las dunas del desierto, recurrió a la experiencia del flautista Pedro Eustache, quien, al unir las melodías de la flauta de contrabajo y el duduk, un antiguo instrumento armenio de viento madera, fue capaz de crear nuevos sonidos inauditos. El resultado fue una banda sonora espectacular que se ajustó a la perfección a la naturaleza fantástica del filme.
Recuerdos imborrables
La música se crea desde la emoción y, por esa razón, conecta con el oyente a nivel personal. Es precisamente ese sentimiento el que lo conecta al mundo de la película y, cuando lo visual se une a la música, se establece una conexión incluso más intensa. En un mundo en constante conexión, resulta difícil evitar estos motivos musicales cuando su estatus cultural es tan rico. Nos ayudan a revivir esos recuerdos tan preciados de la primera vez que nos enamoramos de una película y pueden desencadenar la sensación de sentirnos totalmente atrapados en ella.
Da igual que se trate de matices sutiles que aludan a las acciones de nuestro héroe o heroína, de técnicas utilizadas para presagiar algo misterioso o de hacernos sentir que vivimos indirectamente a través de los personajes: la banda sonora de una película siempre brindará una experiencia visceral y cargada de emociones.
Tenemos la creencia firme de que, cuanto mejor sea la calidad del sonido, más emoción sentiremos a la hora de sumergirnos en una gran película. Como apasionados de la música en el cine, nos parece gratificante ser una parte fundamental en la creación de tantas obras, especialmente de algunas de nuestras favoritas. Los altavoces Bowers & Wilkins de la serie 800 Diamond están presentes en los estudios de grabación más respetados del mundo, como los Abbey Road Studios, donde grabamos, monitorizamos y diseñamos la tecnología para innumerables bandas sonoras revolucionarias, además de ayudar a canalizar estas emociones a la audiencia.
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